La pandemia marcó un punto de inflexión en la concienciación sobre el sector de Life Sciences, situándolo en el centro de las prioridades europeas no solo por su impacto en la salud pública, sino también por su papel en la innovación tecnológica y el crecimiento económico. Hoy en día, el sector —que engloba áreas como la biotecnología, la farmacéutica o las tecnologías médicas— es considerado estratégico para Europa.
Aunque Reino Unido lidera en volumen de capital riesgo, países como Alemania, Francia, Italia, España y Países Bajos han mostrado un fuerte dinamismo en los últimos años. De hecho, en el primer semestre de 2025, la inversión en capital riesgo en Life Sciences creció un 22 % interanual en Europa, a pesar del descenso general del venture capital. Una de las claves de esta evolución es el auge de la inteligencia artificial, que está revolucionando los procesos de I+D y el diseño de laboratorios.
En este contexto, España se posiciona como un ecosistema cada vez más maduro y atractivo para las multinacionales, que instalan aquí sus centros de investigación, producción o ensayos clínicos. La industria farmacéutica en nuestro país ya representa más del 20 % de la inversión privada en I+D y el 25 % del empleo en I+D industrial. Ciudades como Barcelona y Madrid lideran el desarrollo clínico, con un papel destacado en áreas como las enfermedades raras.
La infraestructura científica española cuenta con 51 parques científicos y tecnológicos, aunque muchos de ellos requieren actualización. Entre los hubs más relevantes destacan el Parc Científic de Barcelona, PRBB o DFactory; MASID Fuencarral y el Parque Científico de la UAM en Madrid; Málaga TechPark; el BIOHUB VLC en Valencia; BIND 4.0 en el País Vasco o Sevilla TechPark en Andalucía, entre otros.
La tipología de espacios demandados por el sector es cada vez más diversa: laboratorios húmedos y secos, espacios GMP, oficinas científicas híbridas o incluso laboratorios compartidos bajo modelos “lab-as-a-service”. También gana peso el concepto de campus integrados, que combinan instalaciones científicas con servicios complementarios.
Todo ello abre nuevas oportunidades para el mercado inmobiliario: la escasez de espacios técnicos especializados genera altas rentabilidades para los inversores y fideliza a los inquilinos, dada la complejidad de relocalizar este tipo de actividad. Muchas oficinas y naves industriales están siendo reconvertidas en espacios para ciencia e innovación, aprovechando unas rentas aún competitivas (18–30 €/m²/mes).
Aun así, el sector se enfrenta a retos como la escasa oferta especializada, la obsolescencia del stock y una gestión pública más reactiva que proactiva. A pesar de ello, España ha captado 1.347 millones de euros en inversión VC/PE, posicionándose como el 7.º país europeo en volumen de financiación. Cuenta con 889 empresas activas en el sector Life Sciences —el 5.º mayor ecosistema europeo—, destacando especialmente en farmacia (3.º en Europa), I+D biotecnológica (4.º) y tecnologías médicas (7.º).
Este informe tiene como objetivo analizar el momento actual del sector Life Sciences en España, así como su enorme potencial de crecimiento desde una perspectiva empresarial, científica e inmobiliaria.